El viernes pasado, como todos los viernes, fuimos con un grupo de alumnos de la Escuela Domingo Savio a hacer las prácticas de Internet y correo electrónico a la Escuela Cacique Pelayo. Nos reunimos en la escuela, caminamos hasta la parada del tren y partimos. En el camino íbamos hablando acerca de la incidencia de las nuevas tecnologías en el mundo del trabajo. Llegamos, encendimos los equipos, iniciamos sesión en el servidor y nos pusimos a trabajar.
Hasta ahora todo marchaba bien.
Un grupo de alumnos estaba por trabajar por primera vez con el correo-e (uy! llamar exactamente así al correo electrónico me hace acordar a un ex socio, mis amigos
José y
Luis saben de que hablo, jajaja). En eso, un alumno me pregunta sobre
los Términos y Condiciones del servicio de Correo YAHOO! , y le digo que se guarde el archivo y lo lea después, aunque le cuento que básicamente es un documento donde la firma intenta resguardarse legalmente ante diversas cuestiones como uso indebido del servicio, difusión de material protegido por Copyright, o demandas de usuarios en caso de que el servicio no esté disponible y esto genere algún daño; a lo cual digo “pero es rarísimo que caiga el sistema de YAHOO!”
¡TSUNAMI DE CHANES!
Después de decir esas palabras, el servicio de correo de YAHOO! no funcionó en toda la tarde, pero lo más raro de esto fue el error, que a la larga habla bien del servicio.
Los alumnos podían ingresar a su cuenta de Webmail, y podían enviar correo sin problemas. El problema es que no llegaban los correos ni en un minuto, ni en diez, ni en dos horas. Llegaron casi 36 horas más tarde, lo cual no es para nada bueno, pero tampoco es tan malo, porque cualquiera haya sido el inconveniente, los mensajes no se perdieron en el limbo